martes, 6 de noviembre de 2012

Sus Señorías "pierden" el iPad... y la vergüenza.


Corrían los años 90. Airtel (hoy Vodafone) comenzaba a prestar servicio de telefonía GSM en España y con ella comenzó mi época de "movilización", si se me permite el término coloquial. Aquel primer terminal celular era un ladrillo que no cabía en bolsillo alguno. Desde entonces, camino de veinte años -que se dice pronto- hasta la actualidad, he perdido un dispositivo móvil, y ha sido este pasado mes de agosto. 

Pese a que el terminal (un iPhone 3GS con un par de años) ya se encontraba cerca de la "jubilación" gracias a la obsolescencia programada que rige con cada vez mayor ímpetu nuestros destinos, la sensación de frustración puedo asegurar que fue enorme (y todavía me dura), tanto por su pérdida como por la decepción de que, siendo ya un terminal poco "atractivo", quien se lo encontrara no tuvo la decencia de entregarlo en la oficina de objetos perdidos de la Policía Municipal más próxima.

Tras percatarme de la pérdida, y unos instantes de reflexión para encontrar en mi mente el lugar y momento de la pérdida, volví en coche al punto donde estaba seguro que se había caído por un estúpido descuido. Nada. El terminal se encontraba apagado en el momento de la pérdida, y contaba con protección para el acceso, tanto con un pin para el propio terminal como con el correspondiente para la tarjeta SIM. Desde mi tableta envié el correspondiente mensaje de aviso a través de la aplicación "Buscar mi iPhone", sin obtener señal alguna. 

La persona que se lo encontró, y ante el temor a encenderlo y ser rastreado, seguramente intentaría reutilizar el terminal reinstalando todo el firmware... Procedí con dolor, al borrado en remoto de todos los datos del mismo y a la comunicación con la operadora para la anulación de la tarjeta SIM y del terminal mediante su correspondiente imei. Finalmente habrá terminado en la basura. 

Como reza en la cabecera del blog, éste es (por necesidad) "políticamente" correcto, y por ello toda mención sobre aspectos político se realizan en todo caso de forma absolutamente ambigua y generalizada. En este caso concreto ni conozco nombres ni adscripciones (ni me interesan) de los diputados afectados, y por tanto puedo ser claro y tajante en esta cuestión.

Esta mañana me encontré con la noticia de que unos CINCUENTA diputados (de los trescientos cincuenta que conforman el hemiciclo) informaban al Congreso de que habían perdido sus iPad, y que pedían la reposición por un nuevo terminal. Y es que Sus señorías cuentan, desde su toma de posesión, con un "kit tecnológico" que incluye smartphone tipo iPhone, línea ADSL en su domicilio y -desde esta última legislatura- una tableta iPad que sustituye al anterior portátil. En resumen, UN MILLÓN DE EUROS con cargo a las arcas del Estado.

Esta tarde compruebo que el número ha "descendido" a TREINTA y que el Presidente de la Cámara no piensa reponer dicha pérdida. Parece ser que anteriormente, otras quince tabletas ya habían resultado también "extraviadas". ¡Y todo ello en menos de un año!.

Cincuenta o treinta, qué más da. ¿Alguien se imagina que ocurriría si en una empresa privada un 10 ó 20% de empleados "extraviasen" sus tablets o portátiles?. 

Pero más escalofriante resulta pensar que Sus Señorías, que se supone manejan información "sensible" sobre todo tipo de asuntos de Estado, llevan sus terminales ¡sin la activación del rastreo que permita encontrarlos, y/o que permita la eliminación a distancia de toda la información!. ¿Pero en manos de quién estamos?. Y lejos de abochornarse por el hecho de perder un terminal sin la activación del rastreo, ¡todavía tienen los arrestos de ir a solicitar otro!. 

Y, en esto, lo menos importante -aún siéndolo, lógicamente, que para eso es dinero público-, es la tablet en sí, que por otra parte tienen la obligación de salvaguardar y mantener hasta su entrega a la finalización de la legislatura. Lo verdaderamente importante es el contenido de la misma, ya que no se sabe qué tipo de información portaba y en qué manos haya podido ésta caer. Esta "pérdida" podría suponer un verdadero delito, pero Sus Señorías, claro, gozan de "inmunidad".


La imagen "País" de España no se beneficia precisamente con este tipo de informaciones, y tal y como están las cosas esto exige una investigación en toda regla, que aclare circunstancias y depure responsabilidades. Si una persona no es capaz de custodiar adecuadamente la información que maneja, no se le debería permitir tener un ápice de responsabilidad en lo Público. 

El Presidente de la Cámara, además de -como ya ha hecho- comunicar que los terminales extraviados no se repondrán, y que sólo se realizará una primera reparación por terminal, debería de tomar una serie de medidas urgentes. A saber:
  1. Deshabilitar con urgencia todos esos terminales extraviados, si es que se cuenta con una base de datos de los imei de dichos dispositivos (¿existirá? ¡hagan sus apuestas!). 
  2. Cambio inmediato de usuarios y contraseñas en todos los accesos de los diputados afectados y elaboración de informe sobre documentación e información que portaban los terminales o a la que se pudiera acceder desde los mismos.
  3. Censo inmediato (si es que no lo están ya, y me remito a la anterior apuesta) del resto de terminales de los diputados, con la identificación de su portador e imei, y activación y obligación de llevar siempre activada de forma permanente su localización por GPS y su aplicación de rastreo Buscar mi iPhone.
  4. Obligar a los diputados que hayan extraviado un terminal a reponerlo por uno nuevo con cargo a su sueldo.
  5. Abrir una investigación a fondo sobre la responsabilidad por deficiente custodia de material público, y conocer exactamente qué tipo de información se encuentra en riesgo con el extravío de los terminales.
  6. Tomar las medidas oportunas para impedir que personas tan irresponsables puedan desempeñar labores como la representación popular. O sea, inhabilitar para cargo público.
A la corrupción y la irresponsabilidad se las debe combatir con rigor y transparencia. Esos son pasos ineludibles para que se nos tome en serio como país. Mientras tanto, lo que no sea eso, seguirá transmitiendo una imagen de pitorreo indecente y de eterna pandereta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario